Manuel Durán Díaz

BIOGRAFÍA DE MANUEL DURÁN DÍAZ

Manuel Durán Díaz, creador del Ancla de Oro nace en Antofagasta un 11 de diciembre de 1918. Cursa sus estudios primarios y secundarios en el Liceo de Hombres de la ciudad de Antofagasta, ahí comenzó a demostrar sus primeros intereses por el oficio del periodístico al editar la revista "Pulso" en el año 1942. En 1937, empieza a trabajar como corrector del diario el "Abece", pasando luego por todos los puestos adquiriendo una gran experiencia en el rubro. Jubila por problemas de la vista, en 1950. Es en ese periodo cuando escribe dos de sus principales obras, "Inauguración de la tierra", (1942) y "Tierra de madrugada", (1947), y además el cuento "Los diez pesos de Lucho Rivera". Su temprana jubilación no detuvo su trabajo, pues se desempeñó hasta 1956 como corresponsal de la revista VEA, puesto que ocupaba desde 1948. Además se realizó como redactor de "El Mercurio de Antofagasta" y entre 1973 y 1975 y escribiendo también algunos artículos para "La Estrella del Norte" bajo el pseudónimo de "El Chango". Considera también la dirección y participación de la revista "Cobrysal"

Su trayectoria estuvo presente además en la actividad radial, ahí inició su trabajo en el año 1945 con el programa "Confidencias Musicales". Entre 1963 y 1970 participo en "Las Glosas del Mediodía", de Radio Cooperativa Vitalicia. Luego vendrían "Arruguitas musicales", "Conversando la Noticia y "Surcando Surcos", realizado en Radio Cooperativa, y otras emisoras de la ciudad.

Manuel Duran tiene a su haber una seria de revistas, aparecidas entre 1950 y 1970, destacando los anuarios "18 de septiembre de 1810", auspiciada por la Municipalidad de Antofagasta; "14 de febrero" "Saludos", esta última publicada en las fiestas de Navidad y "Mejillones" aparecida entre 1950 y 1954. También figuran las revistas "Orientación", destinada a los empleados públicos, "Cenex", del Centro de Ex-Alumnos del Instituto Comercial de Antofagasta.

En su actividad radial creo un conjunto de radioteatros: "Una plaza para la Muerte", "Historia del Vals de Antofagasta", "El derrotero de Naranjo", "Historia del Reloj de la Plaza Colón", El Chichero", "Monseñor Luis Silva Lezaeta", "Historia de las Guerras", "Historia de la Radiotelefonía" e "Historia de la Aviación", por su parte "Caspana" fue la base de la película "A la Sombra del Sol". Manuel Durán Díaz falleció en Antofagasta el 02 de enero de 1977.



http://manueldurandiaz.blogspot.com/

LIBROS DE MANUEL DURÁN DÍAZ

Inauguración de la Tierra

AÑO 1942

Tierra de Madrugada

AÑO 1947

3 Dimensiones para mi Tierra

AÑO 1997

CUENTOS DE MANUEL DURAN DÍAZ

Tres cuentos del norte AÑO 1940

Los sesenta pesos de Lucho Rivera.

GUIONES PARA OBRAS DE RADIO TEATRO DE MANUEL DURAN DÍAZ

Una plaza para la muerte.

Derrotero del naranjo.

Caspana.

Historia del vals de Antofagasta.

El Ballet de los trajes solos.

Glosas del medio día.

SELECCIÓN DE POEMAS DE MANUEL DURÁN DÍAZ

CANTO VERTICAL


Esta tarde he bajado a los ojos de mi madre,

a buscar a la huesera de visiones ya perdidas,

la sombra fresca que tuviera mi cuerpo cuando niño.

He bajado trasluciendo distancias amarillas,

a buscar el paisaje que guio mis sonidos,

con sus letras de árboles en fila,

con sus puntos de pájaros en vuelo.

He roto la carne algodonada de sueño,

con la geometría elemental de mi huella.

Ojos de mi madre,

cofrecitos regazos en metal activo

desde aquí te miro y saludo,

disfrazado de niño.


CARTA NORTE (III)

Para responder tu carta, esta noche, he usado el calendario olvidado de tu traje. Te presiento venir, por detrás de mis hombros y se pierden las llaves de todas las puertas, que cierran mi casa. Mis manos en mis manos se hacen huesos de duras castañuelas, y que baile el silencio. El ancla del cerro, abra su cotón, y me muestra el pañuelo que me regalaste cuando te fuiste de viaje, y el mar te llevaba en sus brazos. Desde el espejo que hay en mi cuarto sales a caminar. En la esquina del bisel se enreda tu traje y llegas desnuda, por el cielo pasan los trenes y se repiten en la tierra, en ululantes pitazos. Todo, de improviso, sigue igual: El León de la plaza sigue despierto, el reloj de la plaza masca chicle de tic-tac y el sereno no se cansa de buscar sus esquinas, con la vieja geometría de su marcha. Por el cielo sigue y pasan las furgonetas de las nubes, con centralistas burócratas, que dicen lo de siempre: "Para esta zona no llega el presupuesto de las lluvias". De allí que la pampa y el desierto y las cuadrillas de los cerros, le bailen a la soledad, vestidos de mineros, y sean el pimiento y el cacto las únicas heridas de luz del paisaje. No salgas de la cereza, deja igual tus ropas, me nos beberemos mi norte y tu sur, en el cristal de una sola boca...

CARTA SUR (II)

Frente a mí casa, donde ahora vivo, hay una puerta de manzanos pintada de amarillo. Cuando se abre, todo el cielo se llena de aromados goznes. La tierra sube a gastar el verde de su generoso portamonedas, mientras los pájaros se entretienen; y picotean el techo de los ríos. El viento usa un gran poncho, y apoyado en un bordón verde, pasea el dominio de su comarca. Niños de mamelucos blancos, en el fondo de los molinos, construyen paraíso de harina. Dicen que allí viene Dios, cuando está cansado, con el cura del pueblo, a lavar su túnica. Los árboles no se cansan nunca de subir al cielo. Cada mañana parecen más altos. Así es el pueblo que columpia mis sueños, y alecciona mi sangre de verde lecturas. A veces un viento raro, da tumbos en las calaminas. Da la sensación que fuera un niño que se hubiera perdido. La noche le tuerce las manos y él grita, y, entonces, creo adivinar al Norte que me sigue. Allí, en la soledad de mi cama compagino cada pieza de tu rostro, te adivino tus manos, me adueño de tus fuerzas y te suelto mi cuerpo en mi nuevo lecho de fecunda campesina. Al abrazarme lo hace con el perfume resinoso de un árbol recién talado. Tu recuerdo sube a buscarme, y me encuentra ordenando mis vestidos adentro de una cereza.

CARTULINA DE LLUVIA

Pensar que hace sólo un corto tiempo eras en tu tierra habitada por la lluvia, finos calendarios que el agua borraba las fechas, una oruga en un estuche de alas sin abrirse, una mariposa nueva donde aún no nacían las acuarelas. En cambio yo traía las manos y el corazón como esos chaquetones doblados por el uso, igual a esos trenes de aldeas tan remotas que el tiempo limó el acero de sus rieles y corren por la tierra como si fuera la trocha muy angosta. Era de esta pampa apurada de norte, donde el vino huele a cobre y la cerveza se bebe en potrillos de salitre. Estabas tan lejana y necesitaba escucharte, oír tu cuerpo y tu voz, aunque fuera en una carta. Así fue que una noche inventamos los aviones que de día y de noche cruzaban los cielos llevando y trayendo nuestros mensajes. Y fueron tantas cartas que el cielo cruzaron, en un ir y venir que ya las nubes conocían de memoria nuestra caligrafía. Fue entonces cuando en una gran cartulina formé primero con tus letras, el perfil de tu cara, luego tu cuerpo, tus senos encendidos y ese pubis tierno mojándose en las colinas. Y como una gitana de amor que vendió su carpa, así llegaste a habitar la cartulina pintada en mi cuarto. Éramos felices en nuestro mundo de cartas, más aún cuando llegabas desnuda a refugiarte en mi lecho. Por la noche era el viento un runrún de garumas, esos pájaros costeros que hacen su nido en la pampa, porque dicen que el mar allí vivió hace millares de años. La sangre no se acostumbra a vivir sola ni a trajinar, eternamente por la escalera de las venas, cuyos peldaños gastados ya conoce de memoria.

MATERIAL AUDIOVISUAL MANUEL DURÁN DÍAZ:

Reportaje Radial: "En memoria de Surcando Surcos"

Trabajo audiovisual del canal La Alternativa Radial